La tendencia de las capas no fue ningún reto para nuestra querida Marta. Ella supo hacerla suya con una naturalidad y elegancia únicas.
Su vestido blanco de Victoria, con delicados bordados florales en el cuerpo y manga larga, se entrelazaba a la perfección con una increíble capa que caía sobre sus hombros, adornada con finos volantes que aportaban movimiento y romanticismo.

El velo, ligero y fluido, completaba el conjunto con una suavidad que enmarcaba su rostro, sostenido por una corona fina que añadía ese toque de cuento.
Como broche final, nuestros Chicago en terciopelo rosa aportaron un guiño delicado y moderno, reflejando la dulzura y el carácter de Marta en cada paso.
Un look lleno de detalles, sensibilidad y estilo, inmortalizado por la mirada de Mónica Ortega.



 
				